Hasta no hace mucho, la elección de una carrera dependía más de factores aleatorios (un buen profesor, la cercanía de la facultad al domicilio, fantasías literarias, modelos familiares, dónde iban los amigos…) que de una verdadera labor de estudio y comparación de contenidos, salidas profesionales, etc.
Sin embargo, actualmente, dos terceras partes (un 70%)de los jóvenes españoles y/o sus padres buscan primero en Internet la información sobre la diplomatura o licenciatura a estudiar y la comparan entre varias universidades para posteriormente terminar el proceso de forma tradicional (por teléfono o presencial) Si profundizamos, la decisión se toma conjunta en un 46% de los casos y de forma individual en un 40%. Resulta llamativo que, mayoritariamente, sea un proceso «en familia», lo que demuestra un cambio social importante respecto a épocas anteriores, añadido a la mayor formación de los progenitores y la extensión del uso de las tecnologías.
Los factores principales para tomar una decisión son: las salidas profesionales, la variedad de los programas, el precio, la reputación de la universidad y las becas y ayudas al estudio. Visto esta tendencia cabe lanzar una pregunta para la reflexión: ¿Qué factores han motivado la disminución de la matriculación en las Facultades de Biblioteconomía y Documentación, que este curso han experimentado un descenso espectacular de alumnos? O entonado con mayor dramatismo: ¿En qué fallamos?
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